
Las Naves de Foucault
Psicoanálisis y másIlustración en cuatro naves de la relación del mundo occidental con la locura desarrollada por Michel Foucault en su ensayo “Historia de la locura en la época clásica” publicado en 1964. Las imágenes van acompañadas de extractos del libro “Cartas desde la Casa de Orates”.
La Nave De Los Locos
“Como algo ya ha avanzado la estación de las lluvias, al norte de Calcutta, mejor será que hagas retirar tus tropas del valle de Malietta, ahí quedan mas resguardados para el paso de los zancudos. Tu por supuesto te levantas donde mejor te plazca.”
(Transcripción textual) Eduardo Johnson, 1828 en Cartas desde la Casa de Orates, Ed. Por Angélica Lavín.
En la “Historia de la Locura”, Foucault (1964) rescata la imagen de la Nave de los Locos, figura que forma parte del paisaje imaginario de la literatura y pictografía de principios del Renacimiento. La representación de la nave de los locos tiene sus orígenes en costumbres de la Edad Media, en esta época los locos no siempre eran expulsados, en muchas ciudades existían casas especiales reservadas para los insensatos, pero varios andaban errantes por los campos o los encargaban a mercaderes y barqueros para que los llevaran a otras tierras
La Barquilla Trágica
“Cada instante, que, me va alejando de aquel año terrible, que, se ha ido, parece que la pesada nube que atormentó mi mente, va desaciendose en mil pedazos y aclarando la atmósfera tan obscura, que, en el delirio de mi incertidumbre, amenazó el naufragio de la barquilla, de mi existencia, cuando a cada momento, la sentía caer, al abismo de lo desconocido.”
(Transcripción Textual) Aurelio Gutiérrez, 1919 en Cartas desde la Casa de Orates, Ed. Por Angélica Lavín.
La Barquilla Trágica simboliza la inquietud que surgió en la cultura europea a finales de la Edad Media a propósito del loco como alguien vertiginoso y ambiguo que muestra una verdad y colinda con los misterios y el horror que contienen la muerte y todo lo incognoscible. Esta conexión entre la locura y la nada, anudados con fuerza en el siglo XV subsistirá, según Foucault, a lo largo del tiempo y se lo podrá encontrar en el centro de la experiencia clásica de la locura. El loco de la conciencia trágica porta una verdad a la que las personas sensatas no tienen acceso, es un personaje que puede ser temible y objeto de burlas que se pueden interpretar como defensas frente a la muerte y lo desconocido, pero también es respetado porque ese sin sentido lo conduce a lo místico y sagrado. La locura trágica está emparentada con lo onírico, lo ominoso, los enigmas, con el silencio y la noche, pero también con la inocencia del ser humano frente a una Gran Sin Razón que lo arrastra como lo haría una fuerza subterránea.
La Nave Crítica
“Disculpeme Madré, usted dira que la familia de la mujermia que sonson de mucho onor pero alomenos las mujeres sontodas mujeres sinberbuenzas i corrompidas y burrachas i tienen un primohermano que estuvo aquí en la casa de orates empleado i lomandaron cambiando por burracho i por ladron lopillaron que se estaba robando alos locos asta los calzetines.”
(Transcripción Textual) Juan Maira Harrison, 1931 en Cartas desde la Casa de Orates, Ed. Por Angélica Lavín
Desde esta mirada la locura está ligada a lo humano y no a lo divino, lejos de mostrar una verdad mística o provenir del cosmos, lo que señala son las debilidades de los seres humanos y por lo tanto habita en la tierra. Aquí la locura reina en lo fácil, lo ligero, en la avaricia, en el ocio, la codicia, en los vicios, el adulterio, yo diría que en las desmesuras. Esta locura también guarda relación con el apego a sí mismo y por eso el loco no enjuicia ajustado a la verdad y cae en el error.
Según Foucault a partir del Clasicismo en el siglo XVII, después del Renacimiento, y sobre todo a partir de Descartes (1596-1650), la locura queda exiliada de la razón y no puede existir si existe el pensamiento; es decir, no puede existir la locura en un ser que razona. Descartes ubica la locura en el lado del sueño y de todas las formas de error. La locura existe como un negativo de la razón, una sin-razón, cuando ésta se pierde la locura entra en escena. A partir de ahora la locura no enseña nada, no contiene verdad y ni siquiera es la peligrosa reversibilidad de la Razón, según el autor, como lo era en el Renacimiento; ésta debe desaparecer junto con sus escándalos.
A fines del siglo XVIII, en 1793, Pinel pide sacar las cadenas de los internos en el manicomio de Bicêtre y luego aplica las mismas reformas en Salpêtrière el año 1795. Sin embargo, según Foucault la internación mixta no se aclarará en Europa hasta principios del siglo XIX, y la ambigüedad entre la dimensión ética-culpable por un lado y la animal- monstruosa y por lo tanto inocente, no la resolverá tampoco el positivismo “aunque es cierto que él la ha simplificado: ha retomado el tema de la locura animal y de su inocencia, en una teoría de la alienación mental como mecanismo patológico de la naturaleza; y al mantener al loco en esa situación de internamiento inventada por la época clásica, lo mantendrá oscuramente, sin confesárselo, en el aparato de la coacción moral y de la razón dominada” (Foucault 1964).